LA RESURRECCION: EL HECHO MÁS PROBADO DE LA HISTORIA

Hoy y las siguientes dos semanas, ya que estamos cerca de la semana santa, vamos a estudiar un tema que a mi particularmente me apasiona: la resurrección de Cristo, y vamos a analizarlo buscando la verdad, usando el método histórico legal, que se basa en la recolección de pruebas a través de testigos y otras cosas que dejan ver cuál es la verdad. No se puede usar el método científico, ya que no podemos repetir un evento histórico, por muy reciente que sea en un laboratorio.

Con eso en mente, empecemos por ver que Jesús en muchas ocasiones habló de su muerte y resurrección y que puso como la más importante señal de que Él era el Mesías el hecho de que se levantaría de los muertos. Cuando se le pidió una señal, El indicó su resurrección como su única y suficiente credencial (Mt. 12:38-40). Nunca predijo su muerte sin añadir que resucitaría (Mt. 16:21; 17:22,23; 20:18 y 19; 26:32; 27:63; Mr. 8:31; 9:10; 9:31; 14:28,58; Lc. 9:22; Jn 2:19 – 22; 12:34).

Si bien los discípulos no terminaron de entender, los judíos tomaron su declaración muy en serio (Mt.  27:62 al 66).

La Escena de la Pre-Resurrección.-

A.  Jesús Estaba Muerto.- Para probar este hecho vamos a ver los distintos pasos que se dieron que nos dejan la seguridad de que Cristo murió.

1.-  Los latigazos (Mr. 15:15-20)  El criminal sentenciado era antes que nada despojado a la fuerza de sus ropas y era atado a un poste. Entonces se lo hacía azotar por un verdugo. Los hebreos limitaban los azotes a cuarenta, pero los romanos no tenían tal limitación. Muchas veces el sentenciado a muerte de cruz no llegaba a ella, ya que moría por efecto de los latigazos.

El artefacto con que se azotaba se llamaba FLAGRUM y eran unas largas tiras con hueso y metal. Lo que se hacía no era golpear a la víctima, sino enredarlo con el azote y jalar para que se desenrolle, llevándose pellejo y carne con él.

De las pruebas que se han hecho y de los testimonios de los historiadores, sabemos que los músculos, y tendones e intestinos de la víctima, quedaban totalmente expuestos.

Después de esto, los soldados le quitaron el manto, le pusieron sus vestidos y le llevaron para crucificarle. El cambio de ropa en contacto con la piel herida y llagada debe haber resultado en extremo doloroso.

2.-  La crucifixión (Mr. 15:21-26)  Por las referencias de Herodoto y Tucídides podemos asumir que si los persas no inventaron la crucifixión, por lo menos la practicaban a gran escala. Alejandro el Grande la introdujo en el Mediterráneo.

Hasta el año 1968, se tenía muy poca evidencia física de la crucifixión con clavos, (había también cruces que se amarraban a la víctima) la única evidencia era literaria. Más en este año el arqueólogo V. Tzaferis bajo la dirección del Departamento Israelita de Antigüedades y Museos, descubrió cuatro tumbas en Rasel-Masaref. Se las fechó entre finales del siglo segundo A.C. hasta el año 70 D.C.

En el osario 4, inscrito con el nombre de Yohane en Ha’Galgal, se hallaron los huesos de un varón adulto. Se halló un clavo de 17 cms. clavado a través del talón y las dos piernas habían sido fracturadas.

Este descubrimiento arqueológico en fecha tan próxima a Cristo, da una base muy sólida al relato de los clavos de los evangelios, así como el hecho de que le iban a fracturar a Jesús las piernas.

La razón de fracturarle las piernas era para que el condenado, no pueda levantarse un poquito para respirar y moría más rápidamente.

3.-  El costado traspasado (Jn. 19:31-37) Esto demuestra, según los patólogos que la muerte de Cristo se produjo por ruptura cardíaca, la importancia de esto radica en el hecho de que el testigo ocular no sabía el porqué del agua y la sangre y pensó que era algo milagroso.

El no se lo inventó ya que no sabía que esto es evidencia de coagulación masiva de la sangre en las arterias principales y es una prueba médica de que la muerte había ocurrido.

4.-  El testimonio de los romanos (Mr. 15:42-45)  Si había alguien que sabía la diferencia entre un muerto y un vivo, esos eran los romanos.

B.  La Tumba.- Se lo colocó en la tumba de José de Arimatea porque estaba cerca (Jn. 19:38 al 42), y como hemos leído también era nueva y era un lugar específico (cerca de un huerto). Hubo testigos de donde lo pusieron y afuera lo aseguraron con una gran piedra (Mt. 27:57 al 61). El hecho de que la gente sabía dónde estaba es precisamente la razón por la que se le mandó a resguardar, como ya vimos. Esta tumba como todas, era cavada en piedra como una caverna.

C.  La Sepultura.- El cuerpo fue apresuradamente embalsamado. Fue envuelto firmemente con tiras de tela y cubierto con cien libras de especias (Jn. 19:39). La mirra es una sustancia de consistencia gomosa que se adhiere tan íntimamente al cuerpo que las vestiduras fúnebres no hubieran podido quitarse fácilmente.

D.  La Piedra.- Esta se usaba como protección tanto contra hombres como contra las bestias.  La piedra era muy grande (Mt. 27:60) y cuando menos el esfuerzo combinado de tres mujeres no hubieran podido moverle (Mr. 16:1-4).

E.  El Sello (Mt. 27:62-66).- El proceso del sellado se hacía mediante una cuerda  o cable que pasaba por sobre la roca, de un lado al otro en la boca del sepulcro, y que se sujetaba en cada uno de los extremos a la roca mediante un sello de arcilla. Cualquiera que hubiese intentado mover la piedra habría roto el sello e incurrido de esta forma en la ira de la ley romana.

F.  La Guardia Romana (Mt. 27:62-66).- Esta guardia consistía por lo general de cuatro hombres, al mando de un centurión. La pena por quedarse dormido o no custodiar bien las cosas era la muerte.

Estas dos últimas cosas fueron precauciones de los enemigos de Jesús. Nunca un criminal había causado tanta preocupación después de su ejecución. Nunca un crucificado tuvo el honor de ser custodiado por un piquete de soldados.

Las precauciones de los enemigos de Jesús (poner la guardia) con el fin de evitar el robo  del cuerpo, establece la resurrección de una manera directa.

La Escena Posterior a la Resurrección

A.  La Tumba Vacía (Hch. 2:14-42).- Si la tumba no estaba vacía este discurso de Pedro, hecho a pocos pasos de la tumba de José de Arimatea, hubiere sido contrarrestado por los antagonistas, que, con el simple hecho de llevar a la gente al lugar, hubieran desbaratado el cristianismo en su comienzo.

Amigos y enemigos de Jesús están de acuerdo en una cosa: el cuerpo de Jesús no estaba allí. Sus enemigos no podían refutar el hecho, lo que hacían era explicarlo.

El hecho de que el cristianismo nació en Jerusalén, donde solo cincuenta días antes se había condenado a Jesús a la muerte por farsante, sólo se lo puede explicar de una forma: No había cuerpo que mostrar.

B.  Las Vestiduras Fúnebres (Jn. 20:3-9).- Esta historia sugiere que no fue tanto el hecho de la ausencia del cuerpo, lo que hizo que Juan creyera sino, más bien “los lienzos puestos allí”. Éstas no habían sufrido trastorno, no había señales de desorden en las mismas, lo que hubiera ocurrido si se desenrollaba a Cristo de sus vestiduras fúnebres.

Cristo se había ido, las ropas estaban tal cual como si una mariposa emergiera de una crisálida.

C.  La Piedra y El Sello.- Los dos elementos quedaron como silentes testigos de lo que ocurrió. La gran piedra ya no estaba tapando el sepulcro, y el sello romano (señal de la autoridad del imperio) estaba roto.

D.  La Guardia Romana (Mt. 28:2-4; 11-15).- ¿Qué hecho tan grandioso provocó el temor de estos hombres de guerra? Lo único que les quedó fue confiar en los buenos oficios de los sacerdotes.

E.  Jesús Estaba Vivo.- Se apareció a mucha gente. La próxima semana nos centraremos en este tema.

NOTA.- BASADO EN LOS LIBROS MAS QUE UN CARPINTERO DE JOSH MC.DOWELL Y QUIEN MOVIO LA PIEDRA DE FRANK MORRISON.

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